El pasado 4 de febrero el Observatorio Europeo del Cultivo y Consumo de Cannabis visitó la embajada de México, así como el Congreso y Senado de España, participando en la campaña Regulación por la paz, realizada en México, pero que pone sobre la mesa temas que también son claves en la regulación española, como las restricciones al autocultivo y a los clubs, además de la trazabilidad de la semilla, empleada como excusa para establecer un monopolio de las multinacionales.
Los protocolos donde se establece la prohibición exigían un informe de la Organización Mundial de la Salud, que nunca se realizó. Tras 60 años de retraso, en febrero del 2019 aparece este informe, donde se recomienda la reclasificación del cannabis para sacarlo de la lista de drogas más peligrosas. Toda la prohibición se edifica sobre estas arenas movedizas, por lo que la despenalización del cannabis debería ser automática. En todo caso, mientras el mundo sigue en su camino hacia una nueva regulación del cannabis, el OECCC considera urgente una amnistía a las personas y a la planta. En lo que respecta a las personas: liberar a las personas presas por cannabis, eliminar los antecedentes por cannabis, despenalizar el autocultivo de marihuana, eliminar las multas por tenencia, uso y autocultivo.
En lo que respecta a la planta, el OECCC considera necesario un periodo transitorio de cinco años, en el que se pueda establecer un catálogo de variedades que contemple la riqueza genética mundial y mantenga criterios inclusivos. En general, tras décadas de prohibición, una trazabilidad real de la semilla es difícil de garantizar. La trazabilidad se ha convertido en una excusa para permitir a a las multinacionales un monopolio, a costa de los derechos de las personas. Trazabilidad en muchos casos es un mero papel firmado, con unas firmas pagadas a precio de oro. Tal y como describió el portavoz del OECCC, Alvaro Zamora, en declaraciones en la puerta de la Embajada de México, esta trazabilidad es “una estafa en toda regla”.
La regulación de México se hace por un dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, donde se hace una gran defensa de los derechos de las personas y en especial del derecho al libre desarrollo de la personalidad. Así el SCJN asegura que este derecho «“Permite prima facie que las personas mayores de edad decidan sin interferencia alguna qué tipo de actividades recreativas o lúdicas desean realizar, al tiempo que también permite llevar a cabo todas las acciones o actividades necesarias para poder materializar esa elección […]. Esa elección puede incluir, como ocurre en el presente caso, la ingesta o el consumo de sustancias que produzcan experiencias que en algún sentido afecten los pensamientos, las emociones y/o las sensaciones de la persona”. Es más, “al tratarse de experiencias mentales, estas se encuentran entre las más personales e íntimas que alguien pueda experimentar”».
Desde esta sentencia progresista de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se ha llegado a una propuesta de regulación orientada a los beneficios de las empresas, en vez de a los derechos de las personas, a pesar de que dirige México un gobierno de izquierdas. Según el movimiento social mexicano, debido a la influencia de los lobistas de multinacionales y farmas, se ha hecho una propuesta que restringe derechos y mantiene el régimen penal, a la vez que privilegia los intereses de las farmaceúticas y las empresas a costa de los campesinos, a la vez que crea dependencia del extranjero.
En la visita a la embajada de México, el OECCC se reunión con el Consejero para Asuntos Jurídicos, acompañado de su equipo. En la visita se expusieron 3 aspectos relacionados con el informe sobre la campaña Regulación por la Paz que el OECCC les entregó. Este mismo documento el OECCC lo presentó a diputados y senadores españoles, con los que se reunió, además de entregarlo en la biblioteca del Congreso. El debate es el mismo en México y en España, hacer una regulación a medida de las empresas o de las personas. En este documento el OECCC analiza 3 aspectos a mejorar de la actual propuesta de regulación en México: autocultivo, clubs y trazabilidad de la semilla.
Sobre el autocultivo, el actual proyecto limita a plantas por persona, cuando los estudios científicos señalan que las producciones por planta pueden ser muy variables, por lo que el OECCC propone un aprovisionamiento anual de hasta 3650 gramos por persona y hasta 5 personas por domicilio.
Respecto a los clubs, el proyecto propone restringirlos a un máximo de 20 personas. El OECCC explicó que las restricciones tan altas, han hecho que en Uruguay los CSC sean un lujo para ricos, pues son muchos gastos para repartir entre pocas personas, por lo que la cuota mensual es superior al salario mínimo. El OECCC propone usar la limitación de 150 kilos, empleada en a Ley 13/2017, de 6 de julio, de las asociaciones de consumidores de cannabis.
Las variedades Sativa mexicanas son conocidas mundialmente por sus aportes a la genética del cannabis. El caso más conocido es el de la Acapulco Gold, empleada en la crianza del Skunk. La genética Skunk ha inundado la piscina genética del cannabis, se puede encontrar su rastro en gran cantidad de las semillas con «trazabilidad». ¿Que trazabilidad es esa qué no reconoce el papel de las comunidades agrícolas de Acapulco, Oaxaca, Guerrero, Jalisco o Michoacán?. Es un grave error seguir condenando a estas poblaciones a la marginalidad y excluirlas de la regulación, para favorecer a multinacionales y farmaceúticas, que emplean variedades donde aún queda rastro de la diversidad genética que los agricultores mexicanos aportaron al mundo. Ahora, en el momento de la regulación no se puede dejar a estas comunidades agrícolas aparte. Porque lo primero son las personas y sus derechos y su dignidad. Porque las empresas que se quieren apropiar de esta regulación no arriesgaron nada por ella, la actual regulación se consigue sobre el dolor y las vidas de muchas persona. Criar y preservar estas variedades lo han pagado con cárcel, con marginación, con el precio de su propia vida, en muchas ocasiones. Por eso, el apoyo del OECCC a las comunidades agrícolas mexicanas es rotundo y sin reservas. Si se excluye a las variedades landrace mexicanas y se impone una semilla que lleva genética mexicana sin reconocerlo, no se impondrá la trazabilidad, sino el premio al más pícaro, al que consiguió un papel.